El trabajo de Javier es un buen ejemplo de cómo con un poco de trabajo e ingenio podemos conseguir, por un precio justo, un artículo que en las tiendas sale por un ojo de la cara. Atentos a las explicaciones de Javier y al esquema final:
Después de 2 años de convivencia con Ivan que es candidato a ganar el premio al niño con menos sueño del planeta, teníamos claro que con el nuevo que viene en camino no nos la íbamos a jugar, y aunque el Sr. Estivil nos critique, queríamos una minicuna de colecho para evitar esos primeros meses locos en los que las tomas eran cada 2 horas escasas con los consiguientes paseos que, en pijama y desorientados, dábamos desde nuestra cama a su cunita y viceversa, en penumbra y tropezando con cualquier objeto (zapatillas, peluche, nuestra moral) que estuviera tirado en el suelo.
Pero las minicunas de colecho que habíamos visto costaban un ojo de la cara y aunque lo hubiésemos pagado con gusto, uno que es un pirata de Ikea, se propuso el reto de hacerse una flamante cuna de colecho por cuatro perras y media.
Así pues, trinqué una cuna SNIGLAR (39 €) y me crucé al Leroy Merlin a por 4 ruedas (0,85 € c/u) y una bisagra de libro (2,60 €). Saqué mi querida ingletadora y me puse manos a la obra.
La cuna SNIGLAR mide 125x65 cm. aproximadamente, yo la deje de 87x58 cm. (interiormente queda de 83x54) y con la base a la altura que nos convenía (en nuestro caso, la parte superior de la base queda a 43 cm. para ponerle un colchón y que quede al ras del nuestro). Tras varios cortes, taladros y tornillos el resultado es el que veis.
Una minicuna sólida, superligera y fácil de mover, que se convierte en minicuna de colecho simplemente quitando unos topes (que son los 2 anclajes que me sobraron del soporte para la base original) y bajando la barandilla.
El resultado me encanta. Espero que al bebé que viene de camino también y podamos descansar todos felizmente. Las cadenitas que sujetan los topes las saqué de los bolsillos traseros de unos vaqueros de mi mujer que le molestaban, PIRATA-PIRATA!!!
