Así es como llegó este mueble DALVIKEN (ya descatalogado) a la vida y al dormitorio de María. Ella necesitaba una mesilla estrecha que encajara junto a su cama y el deseo se hizo realidad.
Abandonada en la calle, tiritando de frío como solo las mesitas de madera saben tiritar, deseando el calor de un hogar y rogando por un techo, DALVIKEN maldecía su suerte cuando un ángel cruzó sus dos anhelos e hizo que se encontraran...
La alegría de ambas fue inmensa cuando juntas, subieron a casa y comprobaron que eran la una para la otra. María la vistió de pintura y DALVIKEN, coqueta, le devolvió un beso.
Blog de María: Naïf&tastic.