Qué no daríamos algunos por volver a ser niños y jugar, jugar, y jugar. Pasar los veranos solo cubiertos por un bañador siempre húmedo que acabe la temporada desteñido; por tener el pelo mojado por las tardes, por comer bocatas a las seis, por andar descalzos y subirnos a un árbol, por tener una casa a nuestra medida en la que escondernos y vivir nuestra muy real vida ficticia...
Viendo la casa que Sara ha construido en su jardín, muchos querríamos ser niños. O directamente hijos suyos, para poder disfrutar de este pequeño universo, hecho con madera, ilusión y amor.
Sara compró la casita en un kit, pero supo cómo personalizarla al máximo, tiñendo las paredes con tintes BEHANDLA y aportando detalles de color y organización que la hacen distinta a las demás.
Sobre el azul intenso de la fachada, colocó unos manteles individuales PANNÅ y una barra BYGEL en la que colgar unos recipientes para usarlos como macetas.
La puerta de entrada se solucionó con una cortina VITAMINER, un divertido arco iris que da acceso al paraíso.
En el interior, una estantería LACK se adaptó a la perfección en el hueco destinado a asiento o cama.
No tiene desperdicio, os animo a que sigáis la visita en el blog de Sara, todavía hay mucho por descubrir.
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