lunes, 26 de noviembre de 2012


Carla ha dado con la clave. Un cambiador no es más que una cómoda con un colchoncillo encima. A partir de ahí, los fabricantes se ven en la necesidad de encarecer el precio del producto, que si no, la cosa no tiene gracia por lo que se ve. Cosas de la especialización, digamos.
Cuando me quedé embarazada, no tardé en desarrollar el síndrome del nido y una de las cosas que más me preocupaban era el diseño de la habitación del bebé. Me sorprendió lo caros que son los muebles,y lo difícil que es encontrar soluciones económicas y prácticas cuando se trata de la habitación de los niños.

Buscando cambiadores me di cuenta que no eran más que cómodas disfrazadas con una pequeña colchoneta para cambiar al bebé. Es entonces cuando inicié mi aventura en Ikea, y no tardé en dar con el mueble perfecto: la cómoda HEMNES, de solo 139€ (cuando la compré había una promo y sólo me costó 90). La altura para cambiar es perfecta y es lo suficientemente ancha para colocar un colchón cambiador. 

El hack fue muy sencillo. Colocamos un colchón cambiador en el sobre de la cómoda. Uno de los problemas es que el colchón forrado de tela resbala una barbaridad, y existe un riesgo considerable de que el bebé se caiga. La solución fue fácil: colocar unos velcros tanto en la tela del cambiador como en el mueble. De este modo puedo desmontarlo fácilmente para lavarlo, pero es imposible que resbale porque está pegado al mueble. 

Los tiradores los compré en VTV pero es muy fácil hacerlos en casa con unos tacos de madera lacados en blanco. Por último, coloqué una cesta que compré en una floristería de al lado de casa (aunque en IKEA también hay monísimas), la forré con la tela que veis y la convertí en un práctico pañalero, donde además de guardar pañales están las cremas y demás enseres personales de la criatura.
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