martes, 20 de marzo de 2012


 ¿Qué mejor destino para un cambiador que convertirse en un mueble diferente? Si es que en el nombre lleva la penitencia. Es un trabajo de Ana Lioba y nos lo cuenta así:
El caso es que cuando tuve que prescindir del cambiador del cuarto de mis retoños estaba echando en falta un mueble para el salón dónde poner mis maravillosos platos  de Birmania, que son de lo más decorativo, así que me puse manos a la obra cual Mami Manitas.



El cambiador es el modelo HENSVIK. Le quité la parte de arriba, lo pinté de color gris metalizado y forré el interior con un papel de regalo. El resultado, a la vista (hombre, se puede mejorar, pero da el pego totalmente).
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