miércoles, 2 de diciembre de 2009


MALMA ya tenía ganas de encontrar una función en la vida que no fuera estrictamente decorativa. Es un tipo activo, y estar pegado en la pared vestido con los más variados disfraces empezaba a pasarle factura.

Lo hemos visto hace poco resguardando los interruptores de la suciedad, y hoy se estrena como colgador de collares.

Se le ve ilusionado con semejante responsabilidad; ahora, el orden también es cosa suya.

Raquel realizó este cuelgacollares con tres espejos MALMA unidos y decorados, a los que añadió unos pomos KOSING.
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