MALMA ya tenía ganas de encontrar una función en la vida que no fuera estrictamente decorativa. Es un tipo activo, y estar pegado en la pared vestido con los más variados disfraces empezaba a pasarle factura.
Lo hemos visto hace poco resguardando los interruptores de la suciedad, y hoy se estrena como colgador de collares.
Se le ve ilusionado con semejante responsabilidad; ahora, el orden también es cosa suya.
Raquel realizó este cuelgacollares con tres espejos MALMA unidos y decorados, a los que añadió unos pomos KOSING.