lunes, 15 de febrero de 2010

La historia de esta mesita me ha traído a la cabeza el cuento de la Cenicienta. Lo bueno es que en este cuento no hay madrastras ni hermanastras malvadas, tampoco príncipes encantadores, solo buen ojo, telas, guata y el buen trabajo de Yesi.

Son sus palabras:

"Acabo de terminar de tunear una mesita FORNBRO que tenía en casa y me gustaría compartir el resultado con ustedes, a ver si les gusta...

Primero le pinté las patas de blanco, luego tapicé la parte de arriba con un poco de guata, y encima puse una tela (a juego con varios elementos de la habitación), bien grapadita y sujeta: ¡Y...voilá!

Pasó de estar en el trastero a ocupar un lugar privilegiado en mi dormitorio, en su nueva vida es una mesita de noche".
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