viernes, 6 de noviembre de 2009


Los tacones estilizan y hacen más alto a quien no lo es. También destrozan la columna vertebral, pero eso a una mesilla le importa un bledo. Lo importante es estar a la altura de la cama, esa tía presuntuosa y grande que se pasa la vida en horizontal y vagueando durante el día.

Y de paso, ya que nos arreglamos, ¿que tal un lifting total?

Esa es más o menos la historia de la mesilla de Lady K, y nos lo cuenta así:

"He cambiado de cama y como la cosa anda achuchada, no quería tirar mis mesillas KULLEN de dos cajones aunque me quedaran demasiado bajas para la nueva cama.

Cogí pintura color chocolate, papel pintado para paredes, unos tiradores dorados y unas patas de madera, y me puse manos a la obra. Pinté las mesillas con tres manos de pintura después del consabido tapaporos.

Hice los agujeros para los tiradores en el centro de los cajones y luego los forré con el papel pintado con textura de tela. Puse los tiradores e hice los agujeros para anclar las patas. Como no hay mucho sitio para poner los tacos, añadí también cola blanca a la unión de las patas para asegurar. Y este que os mando es el resultado.

Como guinda, añadí un tapete de láminas de madera para proteger la pintura de la lampara y los libros que suelo dejar encima".


Más de Lady K en El Otro Mundo.
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