Si los vasos hablaran pedirían educadamente un lavado más digno: a mano, con cariño, esponjita y suavidad. Pero no los escuchamos y cerramos la puerta del lavavajillas intentando no pensar en ellos, que pierden su brillo y lozanía en su interior.
¿Qué pasará ahí dentro? ¿peleas de bareto? ¿platos contra tenedores? ¿cazos erigidos en líderes de banda? ¿cuchillos en alto? tantas preguntas y una sola respuesta: siempre acaban perdiendo los vasos.
Toñi también terminó con un juego de vasos REKO deslucido tras muchas peleas de lavavajillas, y les dio una segunda juventud en la que nunca más pasarán por ese antro.
Vamos a verlo:
"Tenía estos vasos que compré en Ikea hace ya bastante tiempo. Después de pasar unas cuantas veces por el lavavajillas se quedaron un tanto opacos, como se ve en la foto. Pero no vamos a tirarlos"....
Buscamos pintura para cristal, unos marcadores y unos bonitos papeles para decorar"... Leer más.
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