Esta pequeña lámpara, ya descatalogada dada su avanzada edad, ha sufrido un repentino rejuvenecimiento que hace que sea la envidia de sus congéneres.
Todos comentan, desde la lámpara de techo hasta el suspicaz foco halógeno, sobre las supuestas operaciones a las que se habría sometido, o los caros tratamientos a base de productos marinos, electroestimulación, liftings... todo son conjeturas.
En realidad, una mano de pintura acrílica y unas cintas y cordoncillos de raso y el remate de una puntilla vintage tienen la culpa. Todo eso y las hábiles manos de Lorena, han obrado el milagro.
A esta lámpara ya no hay quien la sople.
Blog de Lorena: Le Boudoir de Maman.