Tápame, tápame que tengo frío... rezaba una vieja canción interpretada por Sara Montiel. Y es lo que parecía estar pidiendo a gritos este armario, que impúdicamente mostraba su variopinto interior, muy a su pesar.
Pero claro, fabricar unas puertas no es moco de pavo y encargarlas a un profesional puede dejar el bolsillo noqueado durante un tiempo.
Y aquí es donde entran en juego las puertas PAX.
No es la primera vez que las vemos acudir en ayuda de armarios huérfanos de abrigo y es que se adaptan como un guante a estos roperos deseosos de intimidad.
La adaptación no es nada complicada, se coloca en la parte superior un carril guia y se montan en él las puertas. Todo en orden, todo bien oculto.
Visto en IkeaFans.